ABRAHAN VALDELOMAR

En 1905 Valdelomar se matriculó en la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, pero dejó las clases al año siguiente para
emplearse como dibujante en las revistas Aplausos y silbidos, Monos y Monadas, Actualidades, Cinema y Gil Blas, donde también trabajó como director
artístico.
En 1909 publicó sus primeros versos de estilo
modernista en la revista Contemporáneos y al año siguiente decidió reanudar sus estudios,
aunque la universidad nunca le interesó mucho, y en 1913 terminó por
abandonarla definitivamente.
En 1910, a raíz de un conflicto con
Ecuador, Abraham Valdelomar sentó plaza de soldado como integrante del
"Batallón Universitario", formado por estudiantes de San Marcos, y
durante el acuartelamiento escribió una serie de crónicas bajo el título
"Con la argelina al viento" que fueron publicadas en El Diario y La
Opinión Nacional de Lima entre abril y junio de 1910, y que le valieron un
premio por parte del Municipio de Lima; posteriormente viajó con una delegación
universitaria al sur del país, visitando Arequipa, Cuzco y Puno.
El mismo año de 1910 aparecieron publicados los
primeros cuentos de Valdelomar en las revistas Variedades e Ilustración Peruana, y al
año siguiente aparecieron por entregas en las mismas revistas sus novelas
cortas La ciudad de los tísicos y La
ciudad muerta -donde
hizo manifiesta la influencia recibida por parte del escritor italiano Gabriele
D´Annunzio-, iniciando también su colaboración con el diario La Prensa de la
capital peruana. En 1912 participó en la campaña presidencial de Guillermo
Billinghurst, siendo elegido presidente del Centro Universitario
billinghurista, y, luego del triunfo de su candidato, llegó a ser nombrado
administrador de la Imprenta del Estado y director del diario oficial El
Peruano (X-1912 a V-1913).
Abraham Valdelomar también publicó en el
mismo diario sus crónicas tituladas "Impresiones"; la columna
"Fuegos fatuos", donde desplegó todo su humorismo e ironía; y
finalmente sus comentarios sobre la guerra mundial, aparecidos en 1917 bajo el
rótulo de "Al margen del cable". En 1917 ganó el concurso organizado
por el Círculo de Periodistas del Perú con su artículo "Ensayo sobre la
sicología del gallinazo".
Valdelomar, quien a su regreso de Europa
se había convertido en el líder de un grupo de jóvenes escritores, decidió
fundar su propia revista literaria, donde pudiera exponer los trabajos que
estuvieran acordes con los gustos literarios de la nueva generación que
representaba. Así, el 15 de enero de 1916 apareció el primer número de
Colónida, revista dirigida por Valdelomar que a pesar de su corta duración
-sólo publicó cuatro números, el último de mayo de 1916- tuvo una gran
repercusión en el ambiente cultural peruano, al punto que comenzó a hablarse de
un "movimiento Colónida".
El mismo año se publicó el libro Las Voces Múltiples (Lima,
1916), que reunía poesías de ocho escritores vinculados a Colónida, entre ellos
Valdelomar. El libro recoge los poemas "El hermano ausente en la cena de
Pascua.." y "Tristitia", considerados los mejores de su
producción poética, donde se describe el ambiente familiar y la sensación de
ausencia y soledad que embarga al poeta.
Posteriormente publicó los que serían sus últimos
libros: Belmonte, el trágico, Ensayo de una estética futura a través del arte nuevo (Lima 1918), sobre la filosofía estética del toreo en
Juan Belmonte -tema sobre el que confiesa no encontrarse versado-, y su exitoso
primer volumen de cuentos bajo el título de El Caballero Carmelo (Lima,
1918).
En enero de 1918 renunció a su puesto de redactor en La Prensa y comenzó
una breve colaboración con la revista Sud América. Es entonces cuando el
escritor decide recorrer el territorio peruano como conferenciante, para lo
cual emprendió un viaje al norte del país (V-1918 a XII-1918) visitando las
ciudades de Trujillo, Cajamarca, Chiclayo y Piura, así como diversos pueblos en
los cuales dio charlas sobre temas estéticos, patrióticos y sociales.
El 1º de noviembre de 1919 Abraham Valdelomar
sufrió un accidente mientras participaba en la segunda sesión preparatoria del
Congreso, a consecuencia del cual murió al cabo de dos días, siendo trasladados
sus restos a Lima, luego de ser embalsamados.
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